viernes, noviembre 21, 2008

Tabaré le dijo no al aborto

Simplemente Tabaré Vázquez vetó la ley que despenalizaba el aborto en Uruguay.
Luego de que el proyecto fuera discutido en ambas cámaras y aprobado como ley, el Presidente de Uruguay decidió "por cuestiones filosóficas y biológicas" vetar los tres artículos que no convencían a su moral cristiana.

viernes, noviembre 07, 2008

La remolacha también siente

Soy vega de nivel cinco, no como
nada que produzca sombra.

Hace mucho tiempo que hay un tema que me da vueltas en la cabeza. ¿Qué extraña fuerza
cósmica motiva a una persona a ser vegetariana? no hablo de aquellos a los que el sabor de la carne no les agrada, sino a los vegetarianos ideológicos.
En búsqueda de una respuesta que satisfaga mis inquietudes me encontré con diferentes argumentos; están aquellos que se apoyan en teorías como la de que comer carne de animal es un acto bárbaro y fascista, otros que dicen que lo hacen para no cargar en sus pequeñas y cerradas consciencias con la vida de un ser vivo. Hay muchos que entre los argumentos para ser vegetarianos nos dicen que lo hacen por que hoy en día los animales que son destinados a la industria alimenticia mundial son maltratados, son confinados a espacios mínimos, que por ejemplo las gallinas son atiborradas de hormonas, antibióticos y cualquier otro producto engordante que aumente el rendimiento. La lista de argumentos es interminable. En un primer análisis -dejando de lado que no hay placer culinario que se asemeje al asado- uno estaría de acuerdo con esta noble gente, y hasta incluso pensaría razonablemente en convertirse directamente al vegetarianismo.
Es en este punto en donde la teoría cae desde un precipicio hasta hacerse añicos contra el suelo; los vegetales… tienen vida. Es más, cuando comemos una inocente ensalada de tomate y lechuga, nos estamos comiendo seres vivos, los estamos matando con nuestros propios dientes.
Teniendo en consideración esto último repasemos los argumentos citados al comienzo nuevamente, ¿qué acto más bárbaro que terminar con la vida de una papa friéndola viva? En cuanto a que los animales son maltratados, basta con ir al Coto del barrio para encontrarnos con un espectáculo lamentable: pilas y pilas de pobres vegetales esperando que algún asesino aparezca con ganas de comerse una inofensiva ensaladita, y encima estos pobres vegetales tienen que soportar la humillación de ser toqueteado y olfateado por los verdugos antes de ser devorados en algunos casos vivos y en otros muertos de maneras horribles.
Por último, esta gente parece ser que nunca oyó hablar de los tomates transgénicos.
Así que ya sabes, la próxima vez que te de pena o lastima comer carne y pienses en prepararte unas ricas papas con crema, toma a esa papa y mírala bien, porque su vida esta en tus manos.

miércoles, noviembre 05, 2008

La milanesa con papas fritas de la mala educación


-Hola, buen día- digo yo al subir.
-¿Cuánto?- contesta el chofer sin mirar.
-Hola, buen día- repito automáticamente.
-¿Cuánto?- vuelve a decirme el chofer.
El dialogo se repite casi, casi, a diario y dura hasta que alguno de los dos se cansa, generalmente ese soy yo, que termino pidiendo el boleto (muchas veces, ante esa falta de saludo por parte del chofer, decido pedir un boleto de 90 en lugar del de un peso, como si así estuviera remediando todos los holas desperdiciados en ese señor). De todas maneras no es una actitud exclusiva de los choferes de colectivo, podemos encontrar a estos seres que se niegan a ser saludados, o mejor dicho a responder a los saludos, en todas partes, en el trabajo, la universidad, la escuela, la calle, los kioscos (ni hablar de los kioscos) y todo tipo de comercios. La verdad es que por más que lo pienso, no logro comprender el por qué de esta actitud. Supongo que debe ser algo típico de nosotros los porteños, algo así como la milanesa con papas fritas de la mala educación. Es algo así como cuando uno camina por la calle florida y la costumbre es chocar, empujar, pisotear y si hay tiempo, luego pedir permiso. O volviendo al colectivo, tal vez un turista del interior no se haya percatado de esto e ingenuamente al subir al mismo una señora, se levante y le deje el asiento, no mi amigo, no sea zonzo por favor, acá la costumbre es que las señoras van paradas, los nenes van parados y los jóvenes van durmiendo, pero no tengo sueño me puede contestar usted, no se haga problema puede fingir que duerme, o simplemente mirar por la ventanilla.
Parece ser que en esta maldita ciudad la tradición es no mirar al otro, no es solo no saludarlo o no darle el asiento en un colectivo, la tradición parece ser no mirarse, encerrarse en una especie de cajita de cartón. Es la actitud típica de aquellos que día tras día vacían sus bolsillos y tiran en la vereda todo tipo de papeles y basura (total, si todos lo hacen) para luego quejarse cuando sus autos se quedan un día de lluvia por que los desagotes no dan a basto, y ahí arremeten en contra del gobierno de turno, hablando de vergüenzas y todo tipo de argumentos muy ciertos, pero de la culpa de uno ni hablar.
Yo por lo pronto, trato de salir de la cajita de cartón y mirar a ver qué hay afuera, no siempre es lindo, pero vale la pena.

martes, noviembre 04, 2008

Antes de salir

Como todas las mañanas, o mejor dicho como algunas mañanas, o si prefieren: hoy en la mañana prendí la tele antes de salir para la clase de psicología, para tener una remota idea de la temperatura, el estado del transito y esas cosas que uno supone que le importan. Mientras tomaba un café con leche y algunas melbas el noticiero seguía su curso, contando de un señor asesinado en su casa, de Maradona ya metido en no sé que quilombo con sus colaboradores (que todavía ni pudieron colaborar) de la selección, de las elecciones en Estados Unidos… y más o menos eso era lo que repetían los conductores. Cuando ya tenía la mochila al hombro, llaves en mano, y me disponía a poner a descansar a la cajita boba, apareció una imagen conocida pero lejana, se trataba de una foto, en la pantalla se veía un hombre sonriente, de unos 50 años bien llevados, pelo largo y ondulado, lentes cuadrados, bigote bicolor. Era Charly, nosé si era la emoción de ver nuevamente al señor García sin las palabras internado o escándalo en el titular de la nota, pero la sensación era de una alegría de esas que te pueden dar pocas noticias (de las que salen por la tele) enseguida lo note gordo, sonriente, feliz, con el pelo largo, de buen humor, con ganas de tocar, hasta cantaba bien. Todo eso pude ver en una foto que apareció 40 segundos en la pantalla de TN. Luego me agarró algo así como miedo, miedo de que no esté tan bien como quiero creer, como me gustaría que esté. Para esa altura ya estaba en la clase de psicología, que había empezado, calculo que unos minutos antes, el tema del día era el enamoramiento, la identificación, la masa y no me acuerdo que más. Apenas entré metí un bocadillo sobre lo que estaban hablando, luego los comentarios, chistes, interrupciones, reflexiones (a veces hablo en clase sobre la materia también) fueron más efusivos, más llenos de vida, más alegres. Al terminar la clase un compañero me dijo:” te viniste re pila”. Y si, Charly está bien.