jueves, diciembre 17, 2009

¡Qué pro ser PRO!


A Mauricio Macri se le ven cada vez más las costuras.
Por más de que lo intente, de que haga todo lo que pueda, el traje de apolítico que se puso cuando incursionó en la política grande y que lo depositó en la Casa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ya no le queda cómodo. No le sirve más. Prueba de esto es la nueva adquisición en su Gabinete de ministros; el flamante Abel Posse – Diplomático de carrera y escritor- quien un día antes de su asunción al frente de la educación porteña publicó un brillante artículo en el prestigiosísimo diario La Nación en el cual expresa “lo que siente todo el mundo”.

En la nota, titulada “Criminalidad y cobardía” Posse comienza explayándose en cuanto a las protestas sociales, el “vandalismo piquetero” y “el enfrentamiento en la Panamericana por el tema de Kraft” asegurando que el Gobierno Nacional falla en sus políticas en este sentido y que le ha “entregado la calle” a los piqueteros, como solución propone, como era de esperarse, reprimir; “Reprimir es obligación del Estado en cuanto “contención en acto del delito inminente”. Se enfrenta al delincuente para garantizar la vida del ciudadano con sus libertades (la de circular libremente, por ejemplo) y sus bienes.” Luego, en un extenso párrafo –un ladrillo incomible, diría algún profesor de redacción periodística con acento caribeño- el diplomático vomita frases como “revolución socialguevarista” en referencia a los años 70, habla de las protestas sociales en términos como “Vandalismo” o “piqueterismo politizado”. Su texto es verdaderamente un ladrillo. El pobre diplomático se enrosca con su propia pluma intentando en un mismo párrafo justificar a la dictadura militar, demonizar las protestas sociales, acusar al Gobierno Kirchnerista de anarquista y rogar que la policía desenfunde sus armas.

Pero seguramente lo que terminó de cautivar a Macri para ofrecerle el Ministerio de Educación fue su visión de la niñez, el ahora ministro escribía en referencia a los casos de menores que comenten delitos: “no el niño-asesino, porque cuando se asesina disparando sobre alguien indefenso, a los 14 o 16 años, no hay niño que valga, la entidad “asesino” prevalece sobre la edad biológica”. ¿Por qué llegó a importarle tan poco la vida de otros y la propia en tan sólo 14 o 16 años? Al ministro no le interesa. El ministro prefiere hablar de que la Argentina “Es el país que llega a la indefensión nacional para castigar a un ejército por hechos de hace cuatro décadas”. El ministro prefiere leer al Tata Yofre. Siguiendo con su discurso arcaico, anticuado y oxidado y luego de comentar uno de los casos policiales que llenan las pantallas de los noticieros de 24 horas, Posse afirma que la falta de represión por parte de la policía es “un ejemplo de esa inhibición previa que le impide actuar como toda policía en su tarea normal y ancestral.” Parafraseando a García, Say no more.

Por si no bastaran los conceptos vertidos en el artículo de La Nación, Abel Posse dialogó con Ernesto Tenembaum por Radio Mitre, el mismo día de la asunción del ministerio demostró todos sus dotes como diplomático; luego de que Tenembaum le dijera que no todo el mundo compartía su pensamiento acerca de la inseguridad Abel Posse desplegó todos sus conocimientos adquiridos en la ciudad de París y escupió que “la gente en la Argentina está crispada, indignada, insegura, manifiestan por las calles”, acusó a Tenembaum de cobarde y le cortó el teléfono. Sus profesores deben estar orgullosos.

Lamentablemente la derecha despolitizada que proponía Macri, allá por el 2003 no existe, no fue más que lo que se suponía: una estrategia para captar el voto de algún que otro elector cansado de los malos manejos en la ciudad y que creyó ver en el ex presidente de Boca Juniors a una persona despolitizada, eficiente y capaz. En dos años de gestión Macri demostró lo lejos que está de estas tres cosas.

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