lunes, abril 20, 2009

Cuidados Paliativos

En las últimas semanas escuchamos a muchas personas y personajes hablar de inseguridad.
Una de las reflexiones más interesantes que escuché sobre esto fue de Jorge Lanata, quien dijo- más o menos- que en torno a la falta de seguridad hay dos tipos de discursos; el de las víctimas y el de los turistas de la inseguridad. Las víctimas todos sabemos quiénes son, y los turistas, dice Lanata, son aquellos que se cuelgan de algún hecho relacionado con la inseguridad para reclamar- generalmente mano dura- a las autoridades. También decía que generalmente quienes piden pena de muerte, que se baje la edad de imputabilidad de los menores y ese tipo de medidas, son los turistas y no las víctimas, quienes simplemente piden justicia. Esta reflexión me llevó a pensar en los actos del 24 de marzo, hace ya varios años que se realizan dos en forma separada; uno organizado por las madres y las abuelas, otro por las agrupaciones de izquierda, en ambos piden justicia, pero sólo en uno se escuchan cánticos pidiendo paredón para los milicos.

PENSEMOS
Pensemos a la inseguridad cómo un síntoma de una enfermedad. Esta enfermedad podría tener un nombre, y ese podría ser uno como pobreza. Partiendo de esa base, debemos buscar qué es lo que causa esta enfermedad, nos encontramos con que es una patología muy extraña, en la que es dificultoso descifrar cuáles son los síntomas y cuáles las causas. Nos topamos con cuadros como falta de educación, marginalidad extrema, discriminación, falta de vivienda, falta de dignidad, un Estado totalmente ausente, acceso casi nulo a la salud, trabajo y educación. Repito que en esta patología se confunden las causas con los síntomas, pero más peligroso es lo que está pasando últimamente. Si pensamos a la inseguridad como el síntoma de la pobreza entonces proponer muros de contención para separar barrios pobres de barrios ricos, proponer la pena de muerte y entonces- como dijo Su- el que mata tiene que morir, proponer que si un chico de 14 años comete un delito pague como si fuera un adulto, es proponer cuidados paliativos, y esto significa resignarse a que la enfermedad no tiene cura.
La Organización Mundial de la Salud define a los Cuidados Paliativos como: "... el cuidado activo y total de las enfermedades que no tienen respuesta al tratamiento curativo, siendo el objetivo principal conseguir la mejor calidad de vida posible para los pacientes y sus familias. Claramente todas las propuestas que escuchamos a diario son cuidados paliativos, los pacientes y sus familias son las víctimas y turistas de la inseguridad.
¿Con qué autoridad decimos que si un chico de 14 años al que como sociedad no le dimos nada, ni una sola pequeñísima chance de pertenecer, tiene que ir preso? Un nene que tiene un arma en la mano y que la usa es un chico al que no le importa nada, ¿Porqué pedimos que se lo castigue sin siquiera detenernos a preguntar cómo llegó con sólo catorce años a estar así de jugado?
Es por esto, que rechazo todo tipo de cuidado paliativo, porque considero que no todo está dicho, que esta enfermedad sí tiene cura, y que esa cura existe, es real; la cura es la democracia y la inclusión- no los muros fascistas- es la educación y el trabajo- y no la cárcel y la marginalidad. Dejemos de pensar a la pobreza como una enfermedad incurable y, por ende, de proponer soluciones vacías, que sólo agravan el problema, que causan mayores brechas entre ricos y pobres, mayores rencores.

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